El Tribunal Supremo de Estados Unidos se inclinó este miércoles a respaldar la ley del estado de Tennessee que prohíbe el acceso de los menores trans a bloqueadores de pubertad y terapias hormonales, a pesar de que los jueces han dudado de su capacidad para decidir sobre la materia.
Durante las más de dos horas que duró la audiencia, impulsada por una denuncia de menores trans, sus padres y un médico contra la ley de Tennessee conocida como SB1, los jueces, en su mayoría conservadores, se mostraron escépticos a enfrentarse a la norma estatal.
El presidente del Supremo, el magistrado John Roberts, justificó su escepticismo al alegar que están “extraordinariamente desprovistos de experiencia”.
Roberts no ha sido el único juez conservador que ha dudado de la capacidad del Tribunal para determinar esta cuestión.
El magistrado Brett Kavanaugh tampoco estaba muy convencido de que esta decisión tenga que ser adoptada por los tribunales y, a su juicio, sería mejor que la hicieran los parlamentos elegidos democráticamente.
Otro magistrado conservador, Samuel Alito, preguntó si ser transexual es algo permanente.
Por su parte, la magistrada progresista Sonia Sotomayor se posicionó en contra de Kavanaugh y le recordó otros casos de discriminación donde tampoco se les protegió, como a las mujeres y a las personas negras.
Las tres magistradas liberales – Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson – se mostraron partidarias de acabar con la prohibición aprobada por Tennessee, en línea con la postura del Gobierno del presidente Joe Biden, que ofreció su apoyo a los denunciantes al considerar que era una ley discriminatoria.
“En pocas palabras, un adolescente asignado como mujer al nacer no puede recibir bloqueadores de la pubertad o testosterona para vivir como varón, pero un adolescente asignado al nacer como varón sí puede”, alegó el ejecutivo federal.
La ley SB1 fue aprobada en el Senado de Tennessee en marzo del año pasado y prohíbe a los profesionales sanitarios administrar bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal a menores transexuales para facilitar su transición a otro sexo. Sí permite que “menores con defectos congénitos, pubertad precoz u otras afecciones” reciban el tratamiento.
Tennessee alega que quiere proteger a los menores del estado, así como la integridad y la ética de la profesión médica.
Sin embargo, los denunciantes aseguran que esta norma va en contra de la catorceava enmienda de la Constitución de EE.UU. que recoge la igualdad de protección, entre otros derechos.
La sentencia final, que no se conocerá hasta finales de junio, cuando termine el curso judicial, podría sentar las bases del futuro de las personas trans durante la segunda Administración del presidente electo, Donald Trump, quien ha atacado en diversas ocasiones al colectivo y a “la ideología de género”.
Una sentencia que apruebe la validez de la ley SB1 puede alentar a otros Estados a implementar legislación antitrans o endurecerla a los que ya la tienen.
A día de hoy, las terapias vetadas en la ley de Tennessee están prohibidas también en otros 22 estados, casi la mitad del país.
Según el profesor de Derecho de la Universidad de Illinois Steven Schwinn, estas terapias “reducen la depresión, la ansiedad y las ideas suicida en los adolescentes”.
“Varios estudios demuestran que la terapia hormonal se asocia a una reducción de los intentos de suicidio y a una mejora significativa de la calidad de vida”, explicó.
Pese a que al final esta sentencia sea una derrota para las personas trans, la celebración de esta audiencia pasará a la historia por haber sido la primera vez que un abogado transexual, Chase Strangio, alegó ante el alto tribunal.
Strangio, que es letrado de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), defendió su postura junto a Elizabeth Prelogar, la procuradora general del país. EFE