Un crimen ocurrido en Navidad suele parecernos muchísimo más trágico que el mismo brutal homicidio ubicado en cualquier otro día del almanaque. Quizá sea porque nos resulte inconcebible pensar que mientras unos festejan, otros sean asesinados salvajemente. O, porque se supone que el nacimiento de Jesús debería llenar de bondad las almas, aun a las más perversas. Pero no es esa la realidad.
Por infobae.com
Fue en el día de Nochebuena del año 2002 que sucedió el asesinato de Laci Peterson y de Connor, su hijo en camino. Ambos perdieron la vida en las manos menos pensadas. Madre e hijo, que no habían llegado siquiera a mirarse a los ojos, quedaron durante meses separados el uno del otro en una tumba a cielo abierto.
El caso mantuvo en vilo a los Estados Unidos, movilizó a la prensa de todo ese país y conmovió a la opinión pública a tal punto que, cuando se llegó al juicio para condenar al culpable, convocó a multitudes en la puerta de los Tribunales. Aún hoy, más de dos décadas más tarde, la tragedia sigue dando que hablar porque la historia de Laci y Connor llegó este año, en dos documentales, a las pantallas del true crimen.
El novio perfecto
Lee Peterson trabajaba para una compañía de camiones, estaba separado y tenía dos hijos, Joe y Susan, de su pareja anterior cuando rehízo su vida y se casó con Jackie Helen Latham. Jackie administraba una pequeña boutique en la ciudad de Modesto, California, llamada The Put On y arrastraba la triste historia de tener que haber dado en adopción a una hija (llamada Anne Bird) en 1965.
El 24 de octubre de 1972 tuvieron al único hijo de la pareja, Scott Lee, quien se convirtió en el mimado de la gran familia ensamblada. Cuando Lee tuvo la oportunidad de adquirir una empresa de empaquetamiento y embalaje la familia se mudó a San Diego. Durante el secundario, Scott fue un alumno excelente: tenía muchos amigos, formaba parte del equipo de golf del colegio y trabajaba como caddie para ganarse unos pesos. Uno de sus compañeros fue nada menos que el mismísimo Phil Mickelson, quien era dos años menor que él, y que luego se convirtió en uno de los mejores jugadores de la historia del golf.
Cuando Scott se graduó comenzó sus estudios en la Universidad Estatal Politécnica de California. Al mismo tiempo, consiguió un empleo como mozo en el restaurante Pacific Café, en la cercana ciudad de San Luis Obispo. El día en que Scott conoció a Laci Rocha fue en ese restaurante. Ella, tres años menor que él, era la clienta y el que atendía su mesa. Fue Laci quien dio el primer paso y le escribió su nombre y teléfono en una servilleta, pero Scott distraído tiró a la basura el papel. Laci insistió, las cosas fluyeron y terminaron saliendo.
Scott resultó ser amable y comprometido, le mandaba flores y regalos. Pronto se convirtió en el novio que todas las amigas de Laci hubieran querido: atractivo, esmerado, atento a sus deseos. Le prometía el mundo y ella cayó rendida. Al poco tiempo, Scott la invitó de viaje a México. Alquiló un descapotable y partieron juntos los dos universitarios felices y enamorados.
Fue un tiempo después que se armara esa pareja que Ann Bird apareció en sus vidas. Estaba buscando a su familia biológica y los encontró. Conoció a su medio hermano Scott quien estaba de novio con Laci. De contextura pequeña, largo pelo oscuro y una belleza carismática, Laci enseguida se llevó bien con Anne. Se convirtieron en confidentes.
El casamiento llegó en 1997, cuando la pareja todavía estaba estudiando. La ceremonia se llevó a cabo donde eligió Laci: en Pismo Beach. Tenían 25 y 22 años. Una vez que se recibieron, volvieron a vivir a la ciudad de Modesto. En el año 2000, por 172.000 dólares, compraron su casa: 170 metros cuadrados con tres dormitorios y un gran jardín en el número 523 de Covena Avenue, en un coqueto vecindario.
Anne Bird era tan cercana a ellos que, incluso, viajaron juntos a Disneyland. La vida marchaba sobre andenes rosas y entre pompas de felicidad. A Scott le empezó a ir muy bien con su trabajo de venta de productos agroquímicos aunque, para gusto de Laci, viajaba demasiado. Laci soñaba con tener varios hijos y ese era el punto de desacuerdo con Scott. Él se negaba y le decía que no quería tenerlos. Con paciencia Laci logró que él cambiara de opinión. En 2002 llegó la esperada noticia: estaba embarazada.
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