El crimen de Gary Farris, un prominente abogado de Georgia, Estados Unidos, se convirtió en un caso mediático que sacudió a la comunidad. En julio de 2018, la tranquila granja familiar de los Farris fue escenario de una tragedia que comenzó como una disputa doméstica y terminó con la muerte y el posterior encubrimiento del crimen. Ahora, seis años despues, la Justicia condenó a su esposa, Melody Farris, por el brutal asesinato.
Por Infobae
Esa jornada, Gary se encontraba en casa con su esposa Melody. Después de 38 años de matrimonio, la pareja atravesaba una crisis financiera y personal que se había ido cobrando su relación. Según Fox News, las disputas económicas fueron el principal detonante.
Es que Melody estaba furiosa por la negativa de Gary a satisfacer sus demandas financieras, mientras él prefería ayudar a otros miembros de la familia, incluidos sus hijos adultos. A esto se sumaban las infidelidades de la mujer, creando un clima de resentimiento que parecía no tener fin.
La fatídica mañana del 5 de julio de 2018, tras una discusión, Melody le disparó a Gary en el pecho. La bala impactó una de las costillas de la víctima, provocándole la muerte instantánea. Después de este acto, la mujer intentó borrar las huellas del crimen para luego arrastrar el cuerpo de su esposo hasta el campo de quemas que tenían en la propiedad. Allí, quemó el cadáver, con la intención de destruir las pruebas que pudieran vincularla al asesinato.
A pesar de su esfuerzo por encubrir el crimen, el plan de Melody comenzó a desmoronarse al día siguiente. Scott Farris, uno de los hijos de la pareja, fue quien descubrió los restos quemados de su padre en un montón de cenizas. Inicialmente, los detectives creyeron que el deceso de Gary pudo haber sido accidental, a raíz de una emergencia médica que derivó en el accidente con el fuego. Sin embargo, una vez que los forenses encontraron una bala incrustada en una de las costillas del hombre, el caso se reabrió como un homicidio.
Según People, a partir de ello, la Policía comenzó a investigar más a fondo. Se descubrió que en la casa de los Farris había un rastro de sangre, lo que indicaba que la víctima había sido herida dentro de la vivienda antes de ser trasladada al campo de quemas.
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