NYT: La toma de Damasco por los rebeldes quedó captada en VIDEOS

NYT: La toma de Damasco por los rebeldes quedó captada en VIDEOS

Captura

 

Una audaz liberación nocturna de presos. Carteles presidenciales incendiados. Niños jugando en los pasillos de un edificio antaño controlado por el antiguo régimen.

Por: NY Times

La caída de Damasco, la capital de Siria, se produjo rápida y dramáticamente, y gran parte de lo que sabemos sobre el final del reinado de Bashar al Asad en el país quedó grabado en los teléfonos de la gente para que el mundo lo viera. Las imágenes empezaron a aparecer en las redes sociales a las 4 a. m., hora local, del domingo. Mostraban el rápido avance de un ejército rebelde que tomó el control de Damasco en solo unas horas.

A pesar de los informes de que las fuerzas gubernamentales se preparaban para defender la capital, el ejército sirio no aparecía por ninguna parte. Un video de Damasco mostraba un puesto de control militar abandonado. En el interior, lo que parecían uniformes del ejército estaban esparcidos en el suelo del edificio, que estaba cubierto de grandes carteles de Asad.

En las afueras del norte de la ciudad, las fuerzas rebeldes avanzaron rápidamente para tomar el control de la prisión de Sednaya, un tristemente célebre complejo gubernamental conocido por torturar y ejecutar a presos políticos. Videos mostraron a grupos de hombres caminando de noche por las calles de la ciudad, al parecer tras ser liberados de la prisión.

Otros videos publicados en internet mostraban escenas de alegría e incredulidad al liberar a decenas de personas del complejo penitenciario. En las redes sociales, los sirios publicaron fotos de seres queridos que habían estado detenidos en la prisión, con la esperanza de que alguien pudiera identificarlos y confirmar que estaban libres.

Cuando empezaron a circular noticias de que los rebeldes habían llegado a la capital, los residentes empezaron a acudir a la plaza de los Omeyas, en el centro de Damasco. Algunos hombres se reunieron en torno a un tanque y se subieron a él, levantando las manos mientras un grupo de curiosos aplaudía y tocaba música. Pronto la plaza se llenó de decenas de coches y se oyeron disparos de celebración.

Al amanecer, muchos especulaban que el presidente de Siria había huido del país. La multitud congregada ante el Centro Dar al Asad para la Cultura y las Artes pisoteó imágenes en llamas de Asad e intentó derribar una estatua de su padre, Hafez al Asad. Al no conseguir derribar la estatua, dejaron un cubo de basura sobre su cabeza.

Puedes leer la nota completa en NY Times

Exit mobile version