Kate Middleton ha vivido, a sus 42 años, el peor año de su vida. El cáncer entró en su existencia como un torbellino que todo lo trastocó, dejándole exhausta y con la opinión pública en su contra cuando callaba qué le sucedía y nadie entendía sus pasos. El silencio no ha sido su mejor aliado en su batalla para recuperar la salud, pero parece que poco a poco se va resolviendo este inconveniente que tantos quebraderos de cabeza le ha dado desde el pasado mes de enero no solo a ella, sino también a toda la Familia Real británica. Especialmente a su marido, el príncipe Guillermo, que se ha visto en numerosas ocasiones entre la espada y la pared al tener que elegir entre sus responsabilidades como heredero al trono británico y su deber como padre y esposo. Pero parece que hay aún detalles médicos que no son de dominio público, aunque tampoco son actuales. Una cicatriz ha llamado poderosamente la atención de muchos y se han tenido que dar nuevas explicaciones al respecto.
Por larazon.es
Kate Middleton ya tuvo que luchar por su salud en el pasado y tuvo a su familia muy preocupada. Por fortuna, todo salió bien, aunque de su batalla tiene como resultado una pequeña cicatriz en la cabeza. Son varias las veces que ha llamado la atención esta marca, pero nunca se ha querido entrar en detalles sobre la historia que se esconde tras ella. Hasta ahora. Mientras que la protagonista y sus seres queridos guardan silencio, advertidos por la propia princesa de Gales, quien fuese una de sus profesoras en sus años estudiantiles ha desvelado el misterio. Se trata de Ann Parching, directora del elitista colegio privado Marlborough College, en el que la futura reina consorte ocupó un pupitre. No apto para todos los bolsillos, al superar los 50.000 euros el curso por alumnos. Ya podría incluir en el precio una cláusula de confidencialidad, pues esa operación que Kate Middleton siempre ha querido callar, ahora se ha desvelado por quien le diese clases y fue testigo de lo sucedido.
Al parecer, durante los años en los que la nuera del rey Carlos III de Inglaterra cursó en esta escuela de élite, se percató de que tenía un bulto en la cabeza. Se encontraba localizado en la parte izquierda y estaba segura de que antes no estaba ahí, pues acostumbraba a llevar el pelo suelto. Así, tras poner en conocimiento de los docentes de su preocupación al notarse esa imperfección, desde la dirección del centro llamaron a sus padres. Carole Middleton estaba “muy preocupada”, como así ha añadido la profesora que desvela este capítulo oculto, en el que la princesa tuvo que ser finalmente operada de urgencia ante la presencia de un bulto “potencialmente grave”. De la intervención quirúrgica ahora lleva una pequeña cicatriz que le queda cubierta por el pelo, por lo que no es fácil que sea evidente. Eso sí, en ocasiones sí que se han podido captar imágenes de la marca, despertando de nuevo las dudas entre el pueblo por saber qué le había pasado. Por fin se ha desvelado el misterio.
“Puedo recordar el incidente y cuando ella tuvo que someterse a una operación. No recuerdo que ocurriera nada en el campo de hockey que tuviera algo que ver con el bulto”, descarta una lesión deportiva Ann Parching. Hace mención a esta disciplina porque era especialmente querida por Kate Middleton, al tratarse de una de sus pasiones, a la que tuvo que renunciar por su revés médicos: “Fue su único momento de infelicidad. Kate se operó durante el periodo lectivo. Poco después volvió a la escuela. Fue bastante grave y alarmó a todos, puesto que había ocurrido poco después de que otro alumno muriera de un tumor cerebral”, destacaba.
Por fortuna, el caso de Kate Middleton no fue tan grave. Desde hace más de diez años la prensa británica y también la internacional se ha preguntado cómo se hizo esa cicatriz. La primera vez fue en 2011, cuando asumía su primer acto oficial en solitario en una cena de gala de Clarence House: “La cicatriz está relacionada con una operación infantil”, se terminó por explicar después de la insistencia de los medios y el revuelo popular por conocer el misterio de su marca. No se dijo qué mal tuvo, pero los expertos descartaron que se tratase de algún tipo de cáncer. Apostaban más por una malformación arteriovenosa que se solventó en quirófano con éxito.