En medio de la incertidumbre que atraviesa Siria tras el colapso del régimen de Bashar al-Assad, el nuevo líder del país, Abu Mohammed al-Jolani, quien ha retomado su nombre de nacimiento, Ahmed al-Shara, marcó una postura firme y controvertida: “No permitiremos que Siria sea utilizada como plataforma para lanzar ataques contra Israel ni ningún otro Estado”.
En su primera entrevista internacional, brindada a The Times, Jolani pidió a los países occidentales el levantamiento de las sanciones impuestas durante el régimen de Assad, argumentando que dichas medidas ya no tienen justificación. Asimismo, exigió a Israel que cese los ataques aéreos en suelo sirio y retire las tropas de las zonas ocupadas tras la caída del gobierno anterior.
“La presencia de Hezbollah y las milicias iraníes era la justificación de Israel, pero esa justificación ya no existe”, afirmó Jolani, quien se mostró dispuesto a respetar el acuerdo de 1974 y devolver a los observadores de la ONU a la región. “El pueblo sirio necesita un respiro”, agregó.
La ascensión de Jolani y su grupo, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), no está exenta de polémicas.
Aunque la organización se desligó de al-Qaeda en 2016, sigue siendo considerada una organización terrorista por Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias occidentales.
Sobre este punto, el líder fue tajante, “Esa etiqueta es una designación política que debería recaer sobre el régimen de Assad, no sobre nosotros. Las sanciones deben ser levantadas de inmediato”.
Jolani busca proyectar una imagen renovada ante la comunidad internacional. En su reunión con periodistas en Damasco, el líder rebelde, vestido con un sobrio traje gris y alejado de su uniforme militar, enfatizó su prioridad de estabilizar Siria y reconstruir el país antes de contemplar cualquier proceso electoral.
“Hoy la mitad de la población siria está fuera del país, muchos no tienen documentos. Necesitamos traer de regreso a nuestra gente de Turquía, de los países vecinos y de Europa”, sostuvo. No obstante, descartó plazos concretos para el proceso de transición, indicando que la creación de comités y una nueva constitución será un “camino largo”.