Los huesos se encontraban esparcidos por una zanja de alrededor de 15 metros. Había miles de ellos, con señales de un final espeluznante. Fémures rotos. Cráneos aplastados. Huesos con marcas de cortes, como si alguien hubiera destazado la piel que los rodeaba.
Por: NY Times
Durante más de 50 años, los restos encontrados en un pozo de la granja Charterhouse Warren, en el suroeste de Inglaterra, han sido un hallazgo menor en la historia arqueológica británica. Descubierta por exploradores de cuevas en 1970, esta colección de huesos desiguales parecía no ser más que otra tumba de la Edad de Bronce: unas cuantas víctimas dispersas entre sedimentos y esqueletos de animales.
Ahora, un estudio reciente publicado en la revista Antiquity de la Universidad de Cambridge sugiere que en Charterhouse Warren se desarrolló una historia asombrosamente macabra, a una escala mucho mayor de lo que se pensaba: los huesos pertenecen al menos a 37 hombres, mujeres y niños que fueron sacrificados y posiblemente comidos en un festín ceremonial tras su masacre.
“Nos ha tomado a todos por sorpresa. Era completamente inesperado, totalmente atípico para el periodo y para casi toda la prehistoria británica”, dijo Rick Schulting, profesor de arqueología de la Universidad de Oxford, quien dirigió el estudio.
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