Omar Estacio Z.: Pataleta en el hemiciclo

Omar Estacio Z.: Pataleta en el hemiciclo

“La Asamblea Nacional, durante 2024, sancionó ¡17 leyes!” El orador rugió, berreó, bramó, bufó, resopló, desde el presidium del hemiciclo parlamentario al presentar su pretendido informe. Y no se detuvo allí: Amenazó a los que osaran formular la menor objeción, además, de prometerles cárcel segura a los que se mofaran de las referidas butifarras legislativas, por chapuceras, represivas, por atentatorias contra el buen uso el idioma.

¿Qué clase de carburante le habrán puesto en el tanque a ese señor para sufrir tamaño ataque de histeria en un acto supuesto a celebrar sus proezas como diputado? Un individuo que dice defender las leyes, no debería estar sujeto a semejantes embates .

“Catire”, amigo leal, en las buenas y en las menos buenas, nos aportó su perspectiva “personal”, si cabe esto último cuando quien opina es un gato: Los causantes no fueron los arrestos de peón alzado de quien empuñaba el micrófono. Ni el sentido de impunidad de todo el que usurpa el Poder. Ni lo que ustedes están pensando. La culpable fue la no tan inocente hierba gatera.





—Los felinos de malas pulgas, como es mi caso —puntualizó el aludido interlocutor— belicosos, zumbones, con arrestos para zamparles a nuestros enemigos históricos (los perros) dos buenos arañazos, po´ el hocico, no, vociferamos, ni presumimos de guapos por estar “apoyaos”, por los “colectivos de paz” por los torturadores del Sebín, de la Dirección de Inteligencia y Estrategia (DIE), de la DGCIM, de la GN, de la PNB, del CICPC.. A menos que a falta de testosterona sean adictos a la hierba gatera o “Gatnip”.

¿“Catnip” a falta de testosterona?

En el lance callejero o techero, de hombre a hombre o de gato a gato, valerse de hierba gatera o de estimulantes de mayor octanaje, es impropio de un felino porque eso queda para la más impopular especie de roedores. .

En la RoboLución, la única ley es que no hay ley. No deja de ser una paradoja que gente tan desaprensiva en lo que se refiere al respeto a las normas elementales de convivencia civilizada, promulguen leyes —a diestra y siniestra— para después, degradarlas, hacerlas aún peores de lo que han sido, todo porque sus autores son refractarios a cualquier atisbo de orden y Justicia.

Cuando falleció Kim Jong-il, padre de Kim-Jong-un, actual tirano de Norcorea, convocaron a sus súbditos a sesiones de duelo en las plazas públicas. Jamás se supo si fue porque cierto asistente era enemigo de las tiranías o, simplemente, porque el hombre no era llorón. Lo cierto fue que lo ejecutaron en el mismo lugar de los hechos, por el solo delito de no derramar ni una sola lágrima durante aquellos maratones de llantos. Y si se hubiera sonreído, toda su estirpe hubiese sido exterminada.

Así funcionan las cosas en el más bajo submundo animal. En Caracas o en Pionyang. En La Habana o lo en Managua. Una pataleta, pegajosa, mocosa, llorona, rastera, lamebotas, para granjearse el favor del amo respectivo, suele equivaler a un ascenso en el escalafón de las referidas criaturas o “ir pegao” en el guiso más cercano. Mofarse de un paquete legislativo, rusticano, represivo, regresivo, vergonzoso, objeto del repudio del mundo civilizado es nocivo para la salud. Por menos que eso ya han asesinado a mansalva, millares y millares de disidentes.

Y se proponen a seguir asesinando a lo más bestia.

@omarestacio