Venezuela acumula una deuda gigantesca, en default y difícil de reestructurar

Venezuela acumula una deuda gigantesca, en default y difícil de reestructurar

Xi Jinping y Nicolás Maduro en una imagen de 2014. Getty Images

 

 

Tras la virulenta crisis que redujo el tamaño de la economía a la cuarta parte, Venezuela tocó fondo y comenzó una recuperación en cámara lenta que para ganar vitalidad necesita financiamiento. Pero hay un problema: la gigantesca deuda, que no paga desde 2017 y que no ha podido reestructurar, le impide el acceso al crédito internacional.





Por Víctor Salmerón | EL OBSERVADOR

El informe Saldar la deuda, salvar Venezuela, elaborado por un grupo de profesionales venezolanos de distintas disciplinas, explica que al tomar en cuenta fuentes oficiales, reportes de organismos multilaterales, demandas por incumplimiento y centros de arbitraje, al cierre de 2023 la deuda total era de 161 mil millones de dólares.

Con esta montaña de dinero, dice el informe, hubiese alcanzado para construir 125 estadios como el Santiago Bernabéu o 30 ampliaciones del Canal de Panamá. El peso de la deuda es tal que equivale a 166% del tamaño de la economía y es diez veces superior al monto de las exportaciones anuales.

Gustavo García, quien se desempeñó como jefe del área fiscal en el Banco Interamericano de Desarrollo y es uno de los autores del trabajo, indicó en un evento del Observatorio Venezolano de Finanzas que “Venezuela no va a recuperarse si no resuelve el tema de la deuda, esto es una condición sine qua non”.

Cuando los países no están en capacidad de pagar la deuda inician un proceso de negociación con los acreedores, que tiene como meta una reestructuración de largo alcance que suele incluir una rebaja en el monto adeudado, plazos más largos, nuevo financiamiento, un período de gracia en el que no hay que realizar amortizaciones y tasas de interés más favorables.

Como un paso previo a la reestructuración, los acreedores suelen exigir que el país diseñe un programa de recuperación, estabilización y reformas con apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resto de los organismos multilaterales.

De cumplir con estos pasos Venezuela obtendría créditos para solventar las fallas de electricidad y combustible que frenan la recuperación de la economía, para aumentar las reservas del Banco Central a fin de estabilizar la moneda y para mejorar áreas en estado crítico como la red de hospitales públicos.

La política juega un rol clave. La Unión Europea, países latinoamericanos y Estados Unidos no reconocen como legitimo el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones de julio de 2024, al igual que sucedió con su primera reelección en 2018.

Esto apunta a que el Fondo Monetario Internacional continuará sin reconocer como legítimo al gobierno de Nicolás Maduro. Además, Estados Unidos aplicó sanciones que prohíben a los inversores estadounidenses comprar deuda venezolana recién emitida, algo que entorpece cualquier intento de reestructuración.

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