Ni ropa, ni medicina, ni salidas al patio, ni sol, ni cartas, ni visitas de familiares, ni libros. En los inicios de la dictadura castrista, un grupo de presos políticos cubanos, después de haber apoyado a Fidel Castro en su lucha contra Batista, terminaron presos por él. Ante la negativa de someterse a un plan de reeducación y de vestir el uniforme de presos comunes, sufrieron torturas y vejaciones y perdieron la posibilidad de ver reducidas sus penas, que en algunos casos llegaron hasta casi los 30 años de encarcelamiento.
Por vozpopuli.com
Ahora, la película Plantados, tal y como se les conocía, dirigida por Lili Vilaplana, rememora aquellas experiencias a partir de testimonios reales y de las voces de muchos de aquellos protagonistas, que no perdieron la dignidad a pesar de las dificultades por las que tuvieron que pasar. Ángel Francisco de Fana y Luis Zúñiga, dos de aquellos presos, han hablado con Vozpópuli de sus recuerdos durante su visita a Madrid, con motivo de la llegada de esta película a los cines españoles el próximo viernes 19 de noviembre. Este estreno además se producirá pocos días después de la marcha cívica de la oposición cubana prevista para hoy lunes, día 15.
“Participé en el rodaje como asesor histórico y teníamos que estar presentes. Muchas veces brotaron mis lágrimas al recordar aquellos hechos que me habían ocurrido a mí o a compañeros míos de prisión”, afirma De Fana, uno de la veintena de plantados que dio su testimonio al director para crear una “prisión simbólica” que reuniera todos aquellos malos recuerdos. Como técnica narrativa, el cineasta entrelaza el pasado y el presente para propiciar el encuentro entre un verdugo y su víctima.
A De Fana aún le duele “el alma” al recordar aquella experiencia. De su caso personal, la película, que recibió el Premio del Público en el Miami Film Festival, extrae la escena en la que una madre acude a visitar a su hijo desnudo, unas citas especiales permitidas para que los disidentes aceptaran el uniforme de presos comunes cuando empezaba el invierno.
“Después de la muerte de varios presos irlandeses que estaban en huelga de hambre, el régimen comunista entendió que no le convenía que nosotros nos muriéramos y nos prometió que seríamos excarcelados”, cuenta De Fana”
Él fue condenado a 20 años de prisión, pero cuando cumplió su sentencia en “una prisión tapiada y en calzoncillos, sin asistencia médica ni visita de familiares durante años”, un oficial le preguntó: “¿Te vas a poner el uniforme de presos comunes? ¿Vas a trabajar?”. Ante su negativa, pasó más meses en prisión, hasta que varios compañeros se declararon en huelga de hambre y las circunstancias internacionales les salvaron de una pena aún mayor. “Después de la muerte de varios presos irlandeses que estaban en huelga de hambre, el régimen comunista entendió que no le convenía que nosotros nos muriéramos y nos prometió que seríamos excarcelados con la condición de salir del país, deportados de nuestra patria”, cuenta.
Los “principios”, la “dignidad”, el “compromiso con la libertad” y la “fe” eran los cuatro elementos a los que se aferraban estos presos para no doblegarse ante el régimen castrista, en palabras de De Fana. “Indiscutiblemente Cristo estaba con nosotros en la prisión y nos acompañaba y nos daba fuerzas. Había principios a los que no podíamos renunciar y ceder ante la revolución comunista y teníamos que pasar por encima de nuestros conflictos”, señala.
Los “plantados” y el reconocimiento de la historia
Para De Fana, revivir la historia de los “plantados” es necesario porque merece un “reconocimiento en la historia”, ya que, según advierte, “también los jóvenes cubanos desconocen lo que había ocurrido en su país antes de que ellos nacieran o cuando eran niños”. “La brutalidad del régimen con el presidio político cubano, que todavía existe pero en aquella etapa era mucho mayor, es desconocido, y esto es un ejemplo para el peligro que pueda ocurrir en cualquier pueblo. Nos ofrecieron el retorno a la democracia, que la revolución iba a ser humanista, iba a ser libre. Miren lo que ha quedado”, agrega.
“A mí me torturaron con descargas eléctricas. Un compañero preso se suicidó en medio de esa tortura y otro fue mutilado de ambas manos”, recuerda Zúñiga”
Del mismo modo, Luis Zúñiga alerta del “peligro” que existe en la actualidad de que “regímenes comunistas tomen el poder” y la población sufra el “sometimiento obligado” y corra el peligro de ir a la “cárcel” si discrepan. En su caso, pasó un total de 19 años en prisión, donde vio “de todo”. “A mí me torturaron con descargas eléctricas. Un compañero preso se suicidó en medio de esa tortura y otro fue mutilado de ambas manos”, recuerda.
Para Zúñiga, cada día que pasaba en la cárcel le mostraba “la crueldad, la malicia, maldad y la alevosía de los carceleros del sistema”. Al igual que otros presos, él también se refugió en “la fe en Dios” y en su “defensa de una causa justa”, a su juicio “lo más valioso” para luchar “con intensidad” contra una injusticia. Por ello, la película Plantados es para él “una cita con la historia” que pretende poner de relieve una “tortura y unos maltratos” que “no se olvidan jamás”.